3.7.05

Estado de la cuestión

Reconozco que evitado escribir en estos últimos días. He estado descansando y, a la vez, sin parar de reflexionar, de divagar sobre muchas cosas, aunque evitando llegar a conclusiones finales. Puede que sea este el texto que oficialice de alguna forma mis deducciones, de ahí que haya prolongado por un tiempo este escrito-pensamiento. Tu recuerdo aviva en mi de una forma que casi no puedo expresarlo, sin embargo, recordarte me sigue produciendo un dolor que paraliza mi cuerpo levemente por segundos, como las sensaciones que entran cuando crees desfallecer, cuando notas que se te baja la tensión... algo así. Cada vez se manifiesta menos, pero lo hace. Comencé a trabajar, a soportar algunas de esas noches donde allá, en esa casi islita que conforma el chiringuito, alguna canción evoca nuestra historia, mientras yo te voy desechando entre nubes de humo y miradas de hombres de barra que pretenden saber algo más que mi nombre. Llegué a pensar si podía odiarte. No de forma justificada, sino como un torpe remedio a esta 'sinrazón'... y la verdad es que me cansa tanto el tema que el odio me supone un soberano esfuerzo a estas alturas.
Me sigue costando expresar todo esto, puede que por la manifestada en tantas ocasiones, complicación de esta historia. Pero soy consciente ahora de que si me cuesta ponerle palabras a mis sentimientos, es quizás porque queda poco que decir. Y eso es lo más triste de todo esto.
¿Olvido?¿Nostalgia?... No me abanderan ya. ¿Resignación?Sería como seguir dándole un "toque dulce" a la historia. Sencillamente, la mejor medicina que he podido probar contra "tus males" es no comentarte. Mis confidentes que tan bien me conocen, saben encontrar en mi mirada, el estado de la cuestión, sin necesidad de buscar un café edulcorado con preguntas... Así que ahora me voy a una terracita, a compartir un tintito de verano, a obviar lo obvio... a seguir adelante.

No hay comentarios: