17.7.05

El E-mail

Cuánto tiempo pude llevarme ayer... unos cincuenta minutos?pasó de una hora?... componiendo un email sin "bandeja de salida", guardado como borrador, lleno de tachaduras, de frases que se borran con solo apretar un botón incesamente. Iba dirigido a ti, y tenía la intención de mandarlo. Son apenas tres párrafos de unas tres o cuatro líneas cada uno; divididos en temáticas distintas, pero todas con un fin común: que me respondas. Intentando ser firme, pero que no te parezca tosca ni fría ni enfadada ni despechada ni dolida ni rencorosa...(ni que se note lo que aún siento, sino todo lo contrario) , adornando con un "jeje" para que tu sorpresa al recibirlo se apacigüe con una leve nota de humor que tanto decías que me caracterizaba... Pero al mismo tiempo, sincera, abrumadoramente sincera, que mi verdad te llegue, te de un latigazo por los cuatro costados y te ponga la cara roja por saber demostrarte lo que tú no supiste hacer en su momento. El orgullo me ha impedido escribirlo antes. Tu orgullo en cambio ni siquiera se tomaría la molestia de ser honesto y reconocer que hay que saber ceder alguna vez en la vida. Por supuesto, no te digo todo lo que podría decirte, y me callo cosas que sé que ya nunca saldrán ni por mi boca, ni por mis dedos. Pero el solo hecho de hacerte la pregunta del millón, pegarlo en un email que llegue a enviarse y que logres captar mi mensaje y respondas... sea todo lo que busque.
Pero ayer, cuando acabe de escribirlo, cuando "lo guarde como...", volví a leerlo, y entendí que ya ni tan siquiera eso pueda tener sentido.
Me arme de valor para dirigirte las palabras que meses atrás han salido como lágrimas... les puse nombre y apellidos. Pero soy incapaz de enviartelo.
(Si supieras leer entre líneas...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

si las palabras viajan con rabia, que no salgan de casa. Pero si son serenas verdades, dales boleto sin pausa...