19.6.06

Automedicándome

Desinhibirse: 1. tr. Prescindir de inhibiciones, comportarse con espontaneidad.
Bastaron pocas palabras. Innecesarias por otro lado, ya que lo que estaba viendo presenciaba algo evidente. Yo nunca había estado allí, no en aquel lugar, sino en un sitio como aquellos; y el choque no fue impactante, pero tampoco me produjo indiferencia. Era un poco más de cómo lo había imaginado. Nunca había visto tanto hombre por metro cuadrado. Creo que tampoco mezclados, en todos los sentidos: razas, edades, estilos... No sabía si me miraban, no me daba cuenta de ello, pero si lo hiciesen, no sería cómo tantas otras momentos anteriores: las del Budha, el Nómada la noche antes, en mi Iguana del alma... Entonces, me desinhibí por completo, comencé a bailar con la copa en la mano, a veces cerrando los ojos por lo a gusto que me sentía, disfrutando de la música, de tanto espacio libre, sonriendo a los que me acompañaban, brindando... Realmente sentía que no estaba allí, y por eso no me preocupaba de quién tenía a mi espalda si contoneaba mis caderas como tanto me gustaba o movía el culo al ritmo de la canción. Al rato salimos todos de allí, yo con mi euforía liberada dispuesta a continuar con esa terapia que me había impuesto: no pensar en nada, en nadie y disfrutar de mi...
"Contigo aprendí... que existen nuevas y mejores emociones" sonaba nada más entrar en otro nuevo lugar por descubrir. Ella, lucía un traje blanco virginal de raso, capeado... con un moño alto y estirado que parecía alargar más sus ojos, sobredecorados de maquillaje. El playback parecía adelantársele e iba por momentos a contratiempo. Creo que la culpa la tenían dos guapos guiris sentados en la primera fila. Nosotros avanzabamos hacía el final, donde se encontraba la barra. Comencé a bailar lento con un Francis emocionado por mi voz que le cantaba al oido, haciéndole guerrilla la playback. El resto de la noche comenzó a ir deprisa a la par que intenso. Había estado entendiendo cosas muy grandes aquella noche, nuevas experiencias... y me choqué con otra gran verdad de labios de Laura: "Si un tío te mira fijamente aquí, ten en cuenta dos cosas muy verdaderas: que le gustas sin dudarlo y que es heterosexual". Y no fue uno quién me miró, fueron dos... De repente, mi vida pareció seguir las lineas de una novela de Almudena Grandes, aunque adaptada a mi, al estilo de otra Almudena.
Creo que fue una de esas noches que jamás olvidaré. Decidí no volver a tomar las pastillas que mi médico tan profesional y amablemente me recetó. Puede que haya momentos en mi vida que pueda llegar a necesitarlas... pero puedo aseguraros, que no es éste.

No hay comentarios: