16.5.05

Desde aquí...

... desde mi pecera, todo se torna distinto. No tengo porqué oir lo que no deseo oir, las palabras se diluyen, las malas expresiones del rostro se difuminan, igual que los colores insípidos del mundo, como las formas y tamaños. Desde aquí, el calor no pica, el frio no da rasca, la temperatura la creas tú. Me mudé aquí cuando comencé a tener un poco más de conciencia, cuando el mundo se me hizo inseguro, cuando me dejó tirada en una esquina, con lágrimas en las manos y con la incredulidad e inocencia por sombrero. Decoré mi pecera con los girones de miradas furtivas que encendían llamas de mechero de ilusión. Y la visitaba cada vez que me rompieron el corazón, cuando dudaba de mis sentimientos y de los que me importaban... traía bajo mi brazo helado de stracciatella y una manta en invierno, o solo helado de stracciatella en verano. Y una vez en mi pecera, se me secaba el alma, encharcada de lágrimas... e incomprensiblemente, respiraba mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos necesitamos un sitio así. Qué bueno tenerlo a mano...