
...Y de lo bueno que es correr y correr cuando no sabes dónde poner el culo.
Pero sigo en el mismo sitio. Y esto me asfixia, me asfixia más que antes, más que cuando creí que no podía ir a más. Cuando más controlado pensé que lo tenía, cuando los medios se hacen más seguro, cuando la gente a mi alrededor cree que estoy atando lazos, cuando parece que llevo la casa ya casi por el tejado, me urge salir de aquí, de perderme, de olvidarme del camino que sigo, coger un desvio a ninguna parte, dejar migas de pan para la vuelta, me da igual si las hormigas hacen de las suyas... pero este estatismo, esta perenne situación, muchos rodeos para acabar igual, ver una luz, pero no saber aguantar hasta que llegue el final. La paciencia ha sido mi gran consejera, apoyó una mano en mi hombro en los malos momentos, me levanto la cabeza despacito y me susurró palabras de aliento. Y ahora, solo quiero... correr, no a la meta, sino correr hacia donde nadie pueda alcanzarme.
Tengo la sensación que aquello que estoy siguiendo, tiene otro rostro, otra salida, buena o mala no sé, pero no será lo que buscaba. Y me asusta equivocarme, no quiero andar hacia atrás, pero si haría un desvio. Sí, un desvio, donde el Tiempo no cuente, donde los recuerdos no duelan, donde el miedo me tema, y poder ser más yo. Solo un poquito de más yo.
A Bito, porque desde lo que me dijiste el otro día, no paro de dar vueltas con albonoz y aún chanclas de verano por la casa. Sigo aquí.